¿Sabías que?
La moda española se cose en los laboratorios
«Ingeniero de la moda» fue el apodo que le puso Coco Chanel a Paco Rabanne tras introducir el acetato y el aluminio en sus creaciones en los sesenta. Hoy, diseñadores, científicos y empresas españolas investigan para producir tejidos hechos con nanotubos de carbono, hilos sintéticos de seda de araña o que incluso salen de un aerosol. Estos nuevos materiales permitirán añadir a la estética propiedades térmicas, electrónicas, ecológicas y biomédicas y provocarán una nueva revolución textil y social.
Leyre Valiente ha regresado esta semana a EGO, la plataforma de jóvenes talentos de la moda que acoge la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Esta diseñadora ya lució en pasarelas de Nueva York los tejidos biodegradables al crear un chubasquero hecho con un bioplástico que fabrica la marca española Equilicuá a base de fécula de patata.
«Pero este tipo de producto no tiene salida comercial, el comprador hace una inversión importante en un diseño que no quiere que se vaya descomponiendo», cuenta a la agencia Sinc la propia creadora, que tenía planeado para esta edición de la antigua Pasarela Cibeles usar otros tejidos hechos con bambú o proteína de leche. «El problema es que los proveedores me piden que compre 3.000 metros cuadrados y eso es inviable para una producción pequeña como la mía».
Introducir las innovaciones con las que sueña Valiente en el sector textil español y poner en contacto a científicos, tecnólogos, diseñadores de moda e industriales para que se produzca la ansiada transferencia de I+D son los objetivos de instituciones como Materfad, el Centro de Materiales de Barcelona, o el Instituto Tecnológico Textil de Valencia (Aitex).
Carmen Jover, química y responsable del grupo de investigación de Moda, Diseño y Confección de Aitex, comenta que «las investigaciones en campos como el deporte, la medicina o las telecomunicaciones han generado nuevos materiales textiles, fibras y acabados con prestaciones extraordinarias.Estos materiales, «que hasta hace poco eran únicamente utilizados en sectores técnicos, son los que están comenzando a emplear empresas de moda para la creación de prendas más funcionales».
En Materfad, como detalla su director científico, el químico Javier Peña, «Realizamos una labor de vigilancia tecnológica para conocer qué técnicas y materiales nuevos existen ya y luego ponemos en contacto al tecnólogo o la sociedad que tiene la patente con empresas españolas interesadas en introducir estos avances».
Camisetas antiradiaciones
Tintes electrónicos, iluminación LED en las prendas, camisetas que monitorizan tus constantes vitales, pantalones que cargan tu móvil… No es ciencia-ficción, es ropa del siglo XXI creada con materiales diseñados en laboratorios y que ya está en el mercado.
«No tardaremos mucho en comprar en nuestras tiendas de ropa habituales prendas autolimpiables, protectoras contra alergias o suministradoras de medicación por vía tópica», vaticina Lucina Llorente, especialista en materias y técnicas textiles del Museo del Traje de Madrid.
De hecho, aunque la voz cantante en este campo la llevan países como Estados Unidos o Japón, en España ya se están comercializando prendas realizadas con tejidos electrónicos y ecológicos que mejoran la calidad de vida de quienes las visten. Es el caso del centro tecnológico Cetemmsa, en Mataró (Barcelona), donde se han diseñado camisetas que protegen a las embarazadas de las radiaciones nocivas gracias a tejidos técnicos de apantallamiento electromagnético. Este efecto se consigue incorporando fibras metálicas a los tejidos para que sean conductores.
Otros ejemplos de esta incipiente entrada del I+D en el mundo textil nacional es el body para bebés que cambia de color cuando el niño tiene fiebre que creó la empresa Rapife, en colaboración con Aitex o un plumas para mujer hecho con 95 botellas de plástico recicladas. La firma catalana Ecoafl obtiene polyéster reutilizando botellas de plásticos de agua o PET (politereftalato de tileno) con el que confecciona abrigos, bolsos, fundas y otros productos.
«Es la misma técnica que introdujo Nike y con la que fabrica la equipación del FC Barcelona. De esta forma, reutilizan basura y reducen el consumo de petróleo, del que se obtiene la mayoría de las fibras textiles sintéticas. Doble beneficio: medioambiental y de imagen», apunta Peña.
Del nylon a la nanotecnología
El hilo de araña sintético junto a la fibra a base de nanotubos de carbono van a ser, a juicio de Lucina Llorente, los detonantes de una nueva revolución textil semejante a lo que supuso la llegada del nylon o del elastano.
«La clave es la multifuncionalidad», resume Juan José Vilatela, ingeniero físico y responsable del grupo de Nanocompuestos Funcionales del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Materiales (IMDEA Materiales). Su equipo ha sido capaz de fabricar fibra textil procedente de nanotubos de carbono con un método que sólo comparten en Europa con la Universidad de Cambridge, donde Vilatela hizo su doctorado.
Pero, ¿qué son los nanotubos de carbono? «Son moléculas, partículas, muy delgadas, tan finas como un virus pero muy largas -explica Vilatela-. Son mecánicamente muy fuertes (hasta cien veces más que el acero) y a la vez muy ligeras. Transmiten la corriente eléctrica y el calor porque son conductores, por lo que podrían ofrecen permeabilidad y confort», explica Vilatela.
Así, añade, «la ropa hecha con nanotubos de carbono mantendría o disiparía el calor, alojaría dispositivos eléctricos, recolectaría nuestra propia energía cuando caminamos usando nanogeneradores en la prenda que nos permitan cargar el móvil. El ejército de EE UU, por ejemplo, lleva tiempo probándolos en chalecos antibalas».
El gran logro del grupo de Cambridge fue encontrar el modo de convertir algo tan pequeño en una fibra textil. Y lo han conseguido con el método que este físico mexicano se trajo de la prestigiosa universidad británica al Instituto IMDEA Materiales.
Consiste, según detalla Vilatela, en «meter en un horno a 1.200 grados centígrados alcohol común o gas natural junto con un catalizador. Ese proceso hace crecer a los nanotubos en una nube como si fuesen dulce de algodón como el que se compra en una feria. Tiramos de ese hilito y lo embobinamos en continuo. Empezamos con miligramos y ya hacemos kilómetros de fibra de nanotubos de carbono. El siguiente paso es hacer muchas fibras en paralelo».
Hilos de araña
Los hilos de seda que fabrican las arañas para atrapar a sus presas poseen una combinación de resistencia y flexibilidad que no ha podido ser igualada por ninguna de las fibras artificiales inventadas hasta ahora, lo que ha convertido a este prodigioso hilo en objeto de deseo para los ingenieros de materiales.
El grupo de Ciencias de los Materiales de la Escuela de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid trabaja en hallar una técnica que permita una producción rentable de un hilo de araña sintético capaz de reproducir sus asombrosas propiedades, pero aún no se ha logrado.
Es cierto que investigadores japoneses descodificaron en junio pasado el ADN del hilo arácnido y que una empresa nipona comercializará su análogo artificial a partir del 2015, pero el precio del metro cuadrado será más que prohibitivo.
Alta costura en spray
«El sastre químico, así me llaman los medios de comunicación británicos», cuenta con humor el creador de la ropa en spray, el diseñador y químico catalán Manel Torres, que partió a Londres en busca del profesor Paul Luckham, del departamento de Ingeniería Química del Imperial College, para que su idea de pulverizar ropa directamente sobre el cuerpo se convirtiese en un producto real.
El doctor Torres es el fundador de la empresa Fabrican, que comercializa un producto que ha patentado con el nombre de Spray-on fabric. Desde un bote de aerosol o una pistola de pulverización se esparce el material, hecho con una mezcla de pegamento, polímeros y fibras cortas, sobre la piel o sobre una superficie generando una capa delgada de ropa que se seca al instante y que puede ser lavada y reutilizada. Se pueden utilizar diferentes fibras, desde lana a acrílico, para lograr diferentes usos y texturas.
«La tecnología Spray-on fabric permitirá crear un vestido de alta costura a medida de manera instantánea, y a un particular hacerse una camiseta o un biquini en casa en el momento que lo desee. El concepto de la tela en aerosol fue concebido en principio dentro del ámbito de la moda, pero su potencial sirve para muchas aplicaciones, como el hogar, la limpieza, la automoción o la medicina». Torres confía en que su invento se popularizará porque es práctico.
No se pone límites: «Quizás un dia Nexus 6 llorará bajo la lluvia vestido con mi Spray-on fabric en el siguiente ‘Blade Runner'».
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El atávico temor a invertir en I+D
El sector textil, al igual que otros sectores empresariales en España, mantiene una reticencia a invertir en investigación y desarrollo.
“Todo sigue girando en torno al precio y en los nuevos desarrollos la inversión inicial suele ser cara, por lo que los diseñadores interesados en nuevos materiales no pueden acceder a ellos mientras no se comercialicen a gran escala y el precio sea asequible», lamenta Carmen Jover, responsable del grupo de Investigación en Moda, Diseño y Confección de Aitex.
Los expertos en tecnología para la moda consultados por Sinc están convencidos de que esta revolución va a generar un despegue económico de la industria textil y que el sector español tiene que apostar por la I+D si no quiere quedarse fuera del negocio.
«Desde otros países vienen pisando fuerte. Incluso en el programa de ayudas europeas Horizonte 2020 se contempla una línea destinada a industrias creativas a partir de materiales reciclables. Se abre un nuevo mercado en el mundo de la moda», dice Javier Peña, director científico de Materfad.
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Ciencia
Se descubre cómo escribir con átomos todos los libros del mundo en un soporte de cobre del tamaño de un sello
Un bit de información se puede registrar por la posición de un solo átomo de cloro en una superficie metálica, y de esta forma se podrían crear dispositivos de almacenamiento de datos del tamaño de un sello con el contenido de todos los libros de la humanidad. El avance lo acaban de demostrar investigadores de la Universidad de Delf (Países Bajos) con la colaboración de un científico español.
En 1959, el físico estadounidense Richard Feynman pronunció su famosa conferencia There’s plenty of room at the bottom (Hay mucho sitio al fondo) donde planteó que si tuviéramos una plataforma en la que se pudieran organizar los átomos individuales en un patrón ordenado, sería posible almacenar una pieza de información en un átomo.
Ahora su sueño se ha hecho realidad. Un equipo de científicos del Instituto Kavli de Nanociencia de la Universidad de Delft (Países Bajos) ha logrado construir una memoria de 1 kilobyte (8.000 bits), donde cada bit está representado por la posición de un solo átomo de cloro sobre una superficie de cobre.
Además, en honor al visionario Feynman, los investigadores han codificado unos párrafos de la conferencia de Feynman en un espacio de 100 nanómetros de ancho. Para ello han utilizado un microscopio de efecto túnel (STM), cuya punta es capaz observar los átomos y moverlos de uno a uno al lugar deseado.
«Se podría comparar a un puzzle», explica Sander Otte, el científico que lidera la investigación, publicada esta semana en Nature Nanotechnology. «Cada bit consiste en dos posiciones sobre la superficie de átomos de cobre, de tal forma que un átomo de cloro se puede deslizar hacia atrás y adelante entre estas dos posiciones”.
“Si el átomo de cloro está en la posición superior, hay un agujero debajo de ella, y correspondería a un bit 1 –añade el experto–. Si el orificio está en la posición superior y, por tanto, el átomo de cloro está en la parte inferior, entonces el bit es un 0».
Como los átomos de cloro están rodeados por otros átomos del mismo elemento, excepto cerca de los agujeros, se mantienen en su lugar. Por este motivo el método de los huecos es mucho más estable que otros anteriores con átomos sueltos, además de ser más adecuado para el almacenamiento de datos, según los autores.
Cada día se generan más de mil millones de gigabytes de nuevos datos en nuestra sociedad tecnológica, y para almacenar tanta información cada vez es más importante que cada bit ocupe el menor espacio posible. Los científicos del Instituto Kavli han logrado llevar esa reducción al límite: construir una memoria de 1 kilobyte (8.000 bits), donde cada bit está representado por la posición de un solo átomo de cloro.
«En teoría, esta densidad de almacenamiento permitiría que todos los libros que ha sido creados por la humanidad pudieran ser escritos en un solo sello de correos», destaca Otte.
En concreto, los científicos llegaron a una densidad de almacenamiento de 500 terabits por pulgada cuadrada (Tbpsi), 500 veces mayor que la del mejor disco duro comercial disponible actualmente.
Una de las limitaciones del dispositivo es que opera a temperaturas muy bajas, pero también mejora lo conseguido hasta ahora. Hoy se necesitan temperaturas en el rango del helio liquido (4 grados kelvin) para configuraciones estables, y la modificación de la posición de un solo átomo requiere la regeneración de toda la superficie de trabajo.
Sin embargo, Otte y sus colegas, entre los que figura el español Joaquín Fernández Rossier, han logrado preservar las posiciones de más de 8.000 vacantes de cloro (donde faltan átomos) durante más de 40 horas a 77 grados Kelvin. Al definir un alfabeto binario basado en posiciones de vacantes o puestos libres, se pueden almacenar sobre la superficie diferentes textos, como el fragmento de la conferencia de Feynman, y luego modificarlo a voluntad bit a bit.
La velocidad del proceso de escritura y lectura todavía es lenta (varios minutos) en este dispositivo, que tendrá que ser optimizado antes de poderlo aplicar en la tecnología cotidiana, pero estos resultados demuestran que se pueden crear memorias de almacenamiento de datos que superen en gran medida a los discos duros actuales.
FUENTE: SINC
Referencia bibliográfica:
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Sander Otte et al.”A kilobyte rewritable atomic memory”. Nature Nanotechnology, julio de 2016.
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Video en inglés:
Ciencia
Con ‘amor’ la evolución funciona mejor
La búsqueda de pareja por parte de los humanos, muchas veces frustrada por las limitaciones que nosotros mismos nos creamos, tiene sus costes y sus beneficios si se tiene en cuenta el resultado biológico final: tener hijos. Un experimento con pájaros demuestra que cuanto más ‘amor’ existe en la pareja, más probabilidades existen de que la descendencia sobreviva.
Los humanos somos extremadamente exigentes a la hora de encontrar pareja, sentar cabeza y tener hijos. Todo esto ocurre después de un proceso que incluye flirteos, salir con los amigos, acceder a webs de contactos, tener citas embarazosas, ser rechazado o retirarse a tiempo. Pero al final llega la buena suerte, nos enamoramos y vivimos felices.
Sin embargo, el proceso para encontrar pareja podría ir en contra de la propia evolución, cuya meta final es el apareamiento. El amor puede llegar a ser un negocio con beneficios pero también con ciertos costes con muchas frustraciones y limitaciones éticas en el caso de los humanos. Pero, ¿qué consecuencias evolutivas tiene la búsqueda de pareja?
Para responder a esta pregunta, un equipo de científicos alemanes realizó una sesión de speed-dating (citas rápidas) con una población de 160 pájaros llamados diamantes mandarín o pinzones cebra (Taeniopygia guttata), elegidos por compartir muchas características sociales con los humanos como la monogamia y la carga parental.
“En estas aves, las relaciones extraconyugales son más comunes en parejas que fueron asignadas. Con el tiempo el nivel de promiscuidad aumenta en los machos mientras que disminuye en las hembras. Esto también parece ser la tendencia en humanos”, explica a Sinc Malika Ihle, coautora del estudio publicado en PLoS Biology e investigadora en el Instituto Max Planck de Ornitología (Alemania).
Otra característica es que las hembras de pinzón cebra eligen a sus parejas de manera individual, es decir que no existe un consenso entre las hembras para determinar el macho más atractivo. Los investigadores dejaron grupos de 20 hembras elegir entre 20 machos. Una vez que se formaron parejas, el equipo dejó que la mitad de ellas viviera tranquilamente mientras que a la otra mitad les obligó a separarse y juntarse con otros individuos con el ‘corazón partido’.
Más pollos cuando hay ‘amor’
Una vez que se formaron todas las parejas (las felices y las de ‘conveniencia’), los científicos las dejaron criar en pajareras para evaluar sus comportamientos y medir los embriones y pollos muertos, así como los que sobrevivieron.
“Los resultados demuestran que las parejas que se eligieron libremente tuvieron pollos que sobrevivieron un 37% más que las que se formaron al azar y que por tanto tuvieron menor compatibilidad”, asegura Ihle. A esto se suma el hecho de que los nidos de las parejas que no se eligieron tuvieron tres veces más huevos no fertilizados que las parejas ‘felices’, un mayor número de huevos se ocultó o perdió, y muchos más pollos murieron al poco de nacer.
“La mayor parte de las muertes se produjo a las 48 horas, un periodo crítico para los padres, encargados del cuidado. En este sentido, los padres de las parejas que no tuvieron verdadera opción de elegir pareja fueron mucho menos cuidadosos con las tareas del nido”, indican los autores.
Los científicos observaron además que los machos de las parejas de ‘conveniencia’ prestaron la misma atención a sus parejas que los machos de las parejas felices. Sin embargo, las hembras fueron mucho menos receptivas y copularon mucho menos frecuentemente. Por tanto, estas parejas fueron menos atentas el uno hacia el otro y se produjo mayor infidelidad.
“El estudio permite entender cómo se produce la elección de pareja, qué consecuencias evolutivas tiene esta selección, y cómo se mantienen (de generación en generación) las preferencias de elección. Pero también es interesante para saber qué es realmente el amor”, declara a Sinc la experta.
FUENTE: SINC
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Referencia bibliográfica:
Malika Ihle et al. «Fitness Benefits of Mate Choice for Compatibility in a Socially Monogamous Species» PLOS Biology 14 de septiembre de 2015
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Ciencia
La Nasa encuentra al primo mayor de la Tierra
Las observaciones del telescopio espacial Kepler de la NASA han permitido detectar al primer planeta de un tamaño similar al de la Tierra orbitando en la zona habitable de una estrella parecida al Sol. Esta zona es la región alrededor de una estrella donde las temperaturas son las adecuadas para que el agua –un ingrediente esencial para la vida– exista en forma líquida.
El exoplaneta ha sido bautizado como Kepler-452b y se encuentra en la constelación de Cygnus, el Cisne, a unos 1.400 años luz de distancia. En esta ilustración se representa su posible apariencia, aunque los científicos todavía no saben si el planeta tiene océanos y continentes.
La NASA considera a Kepler-452b como “un primo más viejo y grande” que la Tierra, ya que es un 60% mayor que el nuestro. Orbita cada 385 días a su estrella, también de tipo espectral G2 como el Sol y con una temperatura y masa similares. Esa lejana estrella tiene unos 6.000 millones de años, unos 1.500 millones años más que la nuestra.
FUENTE: SINC
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