En su edición de 2025, el protagonismo recaerá sobre las Juntas Vecinales y los pueblos que conforman el municipio de Bembibre

El botillo ha trascendido el ámbito gastronómico para convertirse en un símbolo de identidad cultural, gracias a eventos como este Festival, que refuerza los vínculos tradicional y social. Esto es posible gracias a la implicación de todo el municipio sin excepción, y que todos y cada uno de los pueblos de Bembibre se sientan identificados con el Botillo.

La concejala de Cultura, Comercio, Turismo y Fiestas, Belén Martín Díaz, destacó que la decisión de dedicar el Festival del Botillo a las Juntas Vecinales de Bembibre pretende “dar valor a los paisajes tan bonitos que tenemos, poner en valor los pueblos y evitar que caigan en el olvido; y reconocer la labor desinteresada y crucial de los pedáneos, quienes trabajan para que sus pueblos sigan adelante y funcionen como lo están haciendo”.

Con esta decisión, el Festival busca ensalzar la relevancia de las pedanías en su conjunto: “lo primero es darles visibilidad, que nadie olvide que los pueblos existen y que son importantes”, subrayó Martín Díaz. “No sólo es importante Bembibre, también lo son sus pueblos”, concluyó la edil.

Las Juntas Vecinales de Arlanza, Bembibre, Labaniego, Losada, Rodanillo, San Esteban del Toral, San Román de Bembibre, Santibáñez del Toral y Viñales serán el eje vertebral del LII Festival Nacional de Exaltación del Botillo. Su protagonismo quedará reflejado tanto en la Gala previa a la tradicional cena de exaltación, que se celebrará en el Pabellón Manuel Marqués Patarita, como en la Semana Cultural, que pondrá de relieve la esencia de Bembibre y, muy especialmente, de sus pueblos.

El Ayuntamiento ha fallado el concurso de escaparate navideños Villa de Bembibre. Los ganadores han sido los siguiente:

1º Flores Zaira
2º Herboristería Renacer
3º Óptica García
4º Alhoja Floristas
5º Mercería El Costurero
6º La Tienda de Mari

El próximo sábado, 21 de diciembre a las 18:00 horas, se presenta en el teatro Benevivere, la la obra infantil ¡Ay pera, perita, pera! El precio de la entrada es de 3 €.

Tomasa lleva más de 40 años regentando un puesto en el mercado de abastos de su ciudad. Últimamente el género ha empezado a hablarle, y es que ahora escucha las conversaciones absurdas de los pescados, la patata se queja al ponerla de oferta y la pera llora porque se siente sola. Hace un tiempo que busca a su perfecto sucesor porque ha tomado la decisión de cumplir su sueño de juventud; trabajar en un circo como funambulista. Quizás esa persona está más cerca de lo que parece. Dentro de este delirio tendremos que esperar a que llegue nuestro turno.