Cultura
«Distancia siete minutos», la justicia, la felicidad o el destino en la escena del Bergidum
Desde su fundación, en 2001, la compañía Titzina Teatro ha estrenado tres piezas (Sueños de un psiquiátrico, Entrañas y Exitus). Todas ellas han pasado por el Bergidum y se basan en un riguroso trabajo actoral, un laborioso proceso creativo y una depurada puesta en escena. Su última propuesta, Distancia siete minutos, saca a relucir, en un tono tragicómico, temas fundamentales como la justicia, la felicidad o el destino. La función llega al Bergidum el próximo 5 de diciembre (21 horas) dentro del programa de abono.
Con sus cuatro trabajos estrenados en sus trece años de existencia, Titzina Teatro ha conseguido crear un estilo propio, de calidad e identificable. Después de ver en el Bergidum sus tres montajes anteriores, llega ahora la última obra de Pako Merino y Diego Lorca, actores, directores y productores formados en la Ecole Internacional de Theatre Jacques Lecoq.
Distancia siete minutos saca a relucir, en un tono tragicómico, temas fundamentales como la justicia, la felicidad o el destino. La anécdota que desencadena la trama parte de la coincidencia cronológica entre el envío y aterrizaje del robot espacial Curiosity, con la circunstancia de que Félix, un joven juez, se ve obligado a abandonar su casa, afectada por una plaga de termitas, e instalarse durante unos días en lo que fue su domicilio familiar. El entorno de los juicios donde el juez desarrolla su profesión, así como la convivencia con su padre, son los elementos a partir de los cuales se desarrolla una puesta en escena inteligente, creativa y sin fisuras, cargada de contenidos que disparan reflexiones profundas, necesarias e imprescindibles.
La crítica ha señalado que «Titzina desarrolla esa averiguación a través de escenas abocetadas, rápidas, sketchs de una misma historia que se suceden con un ritmo ágil y flexible como cartas manejadas por la mano experta de un prestidigitador» y que «los dos actores, los dos creadores, se mantienen en su consistente presencia escénica que les caracteriza para contar no una, sino varias historias encajadas, que nos arrastran a diferentes ámbitos de comprensión».
El público que ha visto la función en otras plazas ha dicho cosas como que estamos ante «una obra sutil y delicada» o que lo bueno del trabajo es que «nunca deja indiferente. Siempre aprendes algo».