Cultura
El Ballet de Moscú ofrece en el Bergidum Giselle
Giselle, uno de los grandes títulos del repertorio dancístico y pieza clave del ballet romántico, llegará al Bergidum el próximo 7 de enero (20 horas) con puesta en escena del Ballet de Moscú, compañía que ya ha presentado en temporadas anteriores títulos como El lago de los cisnes o Cascanueces en este mismo escenario.
El Ballet de Moscú exhibe un repertorio basado en las mejores piezas del ballet clásico, con el que ha hecho giras por todo el mundo. Giselle está considerada una obra maestra de la danza del romanticismo. Estrenada en 1841 en la Ópera de París, es una de las piezas fundamentales de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX.
Curiosamente, sólo dos años después de su estreno escribió Gil y Carrasco una crítica entusiasta de esta obra en el periódico El Laberinto tras ver la versión interpretado por la bailarina Guy Stephan, a cuyo trabajo no escatimó elogios el poeta berciano. A Gil le entusiasmó el argumento y destacó “la audacia de los movimiento y la rapidez y dificultad de los pasos”.
El ballet, con música de Adolphe Adam, coreografía de Jean Coralli y Jules Perrot y libreto de Jules Henry Vernoy y Theóphile Gautier, llega ahora al Bergidum esta pieza protagonizada por una joven y hermosa campesina de los valles del Rhin, cuyo máxima aspiración es bailar. Su madre reprime ese deseo, ante la débil salud de su hija, temiendo que muera doncella antes de su boda y se convierta en una willi, espíritu nocturno que mata a los hombres que se adentran en el bosque tras la media noche. La tragedia se fragua tras convertirse en el blanco del amor de dos jóvenes, Hilarión y Albrecht.
Con más de dos mil representaciones a lo largo de sesenta países del mundo, el Ballet de Moscú es una de las compañías más importantes de Rusia. Fue fundado en 1989 por el bailarín Timur Fayziev, tras haberse retirado de los escenarios y crear su propia academia. De esta manera, daba continuidad profesional a los estudiantes de su escuela. Fayziev se graduó en la Academia de Ballet del Teatro Bolshoi y continuó sus estudios en el Teatro Stanislavsky, donde trabajó durante vistos décadas. Como solista ha destacado en obras como Coppelia o La Cenicienta. Su mayor reto ha sido trasladar a la danza el legado del método Stanislavsky, rechazando el apoyo excesivo de las escenografías, del vestuario o de los movimientos perfectos pero fríos de los bailarines.