Cacabelos
El Marca expone el pasado etnográfico de Cacabelos y el Bierzo a través de tres muestras fotográficas
El Museo Arqueológico de Cacabelos (MARCA) presenta tres exposiciones temporales relacionadas con la etnografía del municipio y del Bierzo. Son más de mil fotografías representativas de la sociedad, vida y costumbres desde finales del siglo XIX hasta 1960 aproximadamente.
La primera de ellas, ‘Volver’, parte de la iniciativa de la cacabelense Gutis Couceiro que animó a sus vecinos a que compartieran en Facebook las fotografías familiares de hace décadas. La directora del Marca, Silvia Blanco Iglesias, afirma que después de revisar las 4.000 fotos que se publicaron se seleccionaron alrededor de un millar para la muestra que se presenta en las tres plantas del Museo. Es una oportunidad única para conocer cómo era Cacabelos hace varias décadas, el Ayuntamiento, la Plaza Mayor, sus gentes,etc.
La segunda colección de fotografías es de Samuel Núñez que, en una colección de 32 trabajos, recoge las escaleras más singulares de Cacabelos. Todas se pueden encontrar en las vías públicas de la Villa y su autor anima a los visitantes a descubrilas realizando un recorrido por las calles ya que, quizás con el tiempo, algunas de ellas desaparezcan, “Estas escaleras comunicaban la parte exterior con el interior, tenían una conexión entre lo público y lo privado”, comenta la Directora del Museo.
Casimiro Martinferre expone también en el Marca su trabajo ‘Territorio’, una colección de 22 fotos que ya se han presentado en Ponferrada y Bembibre y que forman parte de un proyecto que se inició como una publicación semanal en la Nueva Crónica de León. Recoge retratos,paisajes y ‘naturalezas muertas’ de lugares tan emblemáticos como la Cabrera, los Ancares o las montañas del Alto Sil. Según su autor, tras años como fotógrafo de paisajes descubrió la vida existente en esos pueblos perdidos en la montaña y a sus gentes, y decidió entonces retratarlos, “Comprendí que lo más importante son sus gentes, un paisaje puede ser muy bonito pero es el hombre el que transmite el alma al paisaje”, afirma Martinferre.