Arte
El MARCA presenta dos exposiciones temporales ‘Tintas aguadas’ y ‘Geishas’
El Museo Arqueológico de Cacabelos (MARCA) inaugura el 18 de octubre dos exposiciones temporales de pintura que estarán abiertas al público hasta el 30 de noviembre. En la misma participan los artistas Teo Franco (Tintas aguadas) y Macarena Oliveira (Geishas).
Teo Franco
Teo Franco es un artista totalmente emocional que libera el inconsciente reflejando su mundo interior, algo que, por otro lado, recuerda a los surrealistas. Teo busca transmitir lo que está por encima de la realidad, lo que se eleva a un segundo o tercer plano dejando aflorar sus sentimientos, sus emociones más profundas. Objetos o situaciones que pueden resultar extraños, incluso oníricos, que parecen estar más allá de la realidad. Teo Franco explica su proceso creativo como un proceso simple.
Aplica tintas aguadas sobre un soporte milenario: el papel. La mancha le sugiere uno o varios caminos y como en la selección natural de Darwin, elige el que mejor se adapta a su concepto artístico, a su yo creativo para conectar directamente con el espectador. Como si se tratara de alucinaciones de impactos gestuales, se siente parte de un canal creativo, de una herramienta vital para su intelecto y que a través de sus pinceles crean una obra muy personal.
Macarena Oliveira
Macarena Olivera es una artista argentina multidisciplinar, pero con fuerte arraigo en la pintura y la escultura. Su obra habla por si sola, es potente y muy expresionista, con una temática muy relacionada con el mundo de la mujer y de la cultura japonesa.
Macarena Olivera tiene una fuerte influencia de las corrientes orientales. Su obra muy colorista, de amplio formato en líneas generales se desenvuelve con grandes manchas de color. Es un expresionismo no entendido como una deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, sino que Macarena da primacía a la expresión de los sentimientos a través de los rostros de las geishas, de los paisajes de Japón.
La artista busca constantemente en su obra artística, la figuración deformada, la geometrización, el dibujo y las obras objetuales, a las que reúne un afán de intensificación de la emoción y de la expresión de emocionar de alguna manera al espectador.
Utiliza una pintura muy gestual, con amplísimas pinceladas con colores absolutos para conquistar al espectador y llevarlo directamente a la cultura japonesa que tanto había emocionado a los artistas en el siglo XIX, en la que la mayoría de las representaciones japonesas llegadas a Europa procedían de la Escuela Okiyo-e y eran fiel testimonio de la vida y el paisaje japonés en el s XIX. Entre ellas, alcanzaron especial fama las célebres treinta y seis vistas del monte Fuji realizadas en distintos momentos del día y del año, entre 1831 y 1833, por Hokusai.