Cultura

La fuente del Plantío recupera el Castillín y su imagen de la década de los 50

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La Brigada de Obras del Ayuntamiento de Ponferrada recupera parte de la decoración de la primera fuente ornamental de agua potable de Ponferrada. El Castillín de esta fuente fue destruido en su día por la acción de actos vandálicos, pero afortunadamente un vecino de la zona alta de Ponferrada rescató dos de las tres Torres que poseía el Castillín y posteriormente la Policía Municipal tuvo constancia de los hechos y contactó con los responsables de la Brigada de Obras para el estudio de la reconstrucción del Castillín. Los operarios de la Brigada de Obras, tras una complicada labor de restauración, reconstruyen y ponen en valor esta pieza de la fuente que tanto honor hace a la historia de nuestra ciudad y que volverá a lucir en el Parque del Plantío. La fuente fue construida en la década de los 50 del siglo XIX por mandato del alcalde y prohombre ponferradino Isidro Rueda (1821-1903).

La «Fuente del Plantío», el primer surtidor ornamental que tuvo la ciudad, fue construido a mediados del siglo XIX por el alcalde Isidro Rueda para abastecimiento de aquella Ponferrada, entonces tan necesitada de agua potable. Una fuente que cumplía los deseos «que con más ansia reclamaba el pueblo» a la vez que cumplía uno de los sueños de progreso de Isidro Rueda por «traer el agua a la población». A su decir, «ninguna obra entrañaba para mí la importancia y constante preocupación que el abastecimiento de aguas potables para consumo y servicio de la villa» y «después» refiriéndose al «Plantío» «para fecundar una pequeña parte de terreno que la circunda». Tal fue el empeño del prohombre, alcalde durante cinco mandatos y constructor de la Presa de La Martina por esta causa que, una vez que dejó de ser alcalde, el Ayuntamiento lo comisionó en 1859 para que «mirase» por la conservación de aquella fuente recién construida.
Como recoge el historiador Vicente Fernández Vázquez en Isidro Rueda, Las Vidas del Centenario, Fundación Conde de Lemos, 2008, desde 1859 y hasta 1866, el agua llegaba hasta esta fuente desde un manantial en Campiello, pago de Santo Tomás de las Ollas, por medio de un canal de 8.776 pies de largo por 6 cuartas de ancho y entre 4 y 12 de profundidad, dependiendo de las características del suelo. Pese al esfuerzo y a los beneficios que reportaba terminó en un fracaso, en palabras del propio Rueda: «Ante la indolencia y codicia de algunos en reconocer la facilidad con que podía sustraerse el agua y las ventajas que se resultaban de utilizarla en beneficio propio», de las pérdidas de agua en el trayecto de Santo Tomás y del agotamiento de algunos manantiales.

A principios del siglo XX la fuente sirvió como telón de fondo para el magnífico fotógrafo ponferradino Arturo González Nieto, a través de cuyas instantáneas conocemos el estado de la fuente entonces, con su taza o pilón circular y su elemento central para el caño rematado por una escultura de un cisne labrado en piedra. Testigo de poses para fotos románticas en blanco y negro, descanso en los paseos por el recreo del parque y pretil para juegos infantiles de equilibrista, la fuente sin agua quedó relegada al olvido por las sucesivas reformas y ordenaciones del «Plantío».

Perdida la figura del cisne que coronaba la fuente, posteriormente se colocó un pequeño castillo, un elemento decorativo, al parecer, procedente de una carroza de las fiestas de «La Encina». Un «castillín» que, muy probablemente fue para tantos niños y mayores el reflejo idealizado de la fortaleza templaria de Ponferrada. Sustraído y destruido en parte, recuperado por algunos vecinos, el Ayuntamiento de Ponferrada lo ha reparado para colocarlo de nuevo en la fuente.

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