Cultura

‘La pequeña historia’ de Héctor Alterio

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“Una pequeña historia” es un viaje de ida y vuelta entre Buenos Aires y Madrid, entre el amor y el humor, entre los recuerdos, la poesía, la música y la emoción, de la mano de Héctor Alterio, y que presentó ayer en el Bergidum de Ponferrada

Argentino de nacimiento, de ascendencia italiana, y residente en España desde 1975, tras ser amenazado de muerte por la formación parapolicial Triple A, Héctor Alterio es, a sus 95 años, el actor en activo más veterano de la escena española. Debutó en el teatro en 1948 y en estos tres cuartos de siglo de carrera ha trabajado en un sinnúmero de producciones para cine, teatro y televisión; obtenido el Goya de Honor a su trayectoria en 2003 y, por si fuera poco, dejando a sus hijos Ernesto y Malena como herencia en el plano interpretativo.

“Una pequeña historia” es un viaje de ida y vuelta Buenos Aires/Madrid/Buenos Aires con dramaturgia de Ángela Bacaicoa, compañera de vida de Alterio. Un relato de cómo el actor, con cuarenta años, se vino a España para presentar una película y, cuando quiso volver, ya no había aviones de regreso para él. Fue así como Madrid resultó ser su cárcel y su salvación. En ese momento tuvo que acomodarse a otros escenarios y cambiar su acento, enfrentándose al dolor del exilio.

La poesía de León Felipe, otro hombre de teatro y exiliado como el propio actor, le sirvió de sostén en esos años. En el espectáculo, Alterio recita tangos, la poesía en la que fue tallado desde niño, y va hilvanando la emoción de todos estos años entre León Felipe, Borges, Catulo Castillo, Piazzolla, Horacio Ferrer, Hamlet Lima Quintana y Eladia Blázquez, en la compañía cómplice de Juan Esteban Cuacci al piano.

En su presentación en Buenos Aires, el diario Clarín señalaba que “hoy está en el escenario para contar su historia, nostálgica, pero también alegre. Alterio, como pocos, sabe transmitir, crear atmósfera, mostrar la intención. El mensaje llega. El sentimiento se capta inmediatamente”.

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Alterio es un emblema y, como tal, consigue que esa retahíla de historias, poemas y canciones sean escuchadas con la intensidad que la más firme tradición oral impone. Es un degustador de la metáfora, es el mago que convierte en sinfonía un relato, sólo tomando la mano del espectador, de manera imaginaria, para sumergirlo en un mundo de atención plena, en el viaje de la vida, acariciado con poesía.

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