Salud
Un estudio analiza por qué se recurre a las pseudoterapias sin evidencia científica
Terapias como el reiki, la homeopatía o la acupuntura son algunas de las terapias a la que acuden muchos usuarios de la medicina en busca de respuestas y tratamientos que afirman no encontrar en la «medicina oficial», un estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) analiza las posibles causas
El estudio realizado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) sobre el uso y confianza de pseudoterapias aborda las posibles motivaciones por las que sus usuarios recurren a ellas. A través de diez entrevistas y ocho grupos de discusión, organizados a lo largo del 2020, 66 personas de diferentes ciudades, edades y clases sociales, aportaron sus experiencias y opiniones sobre terapias como el reiki, la homeopatía, la acupuntura o la fitoterapia.
Según el autor del estudio, el sociólogo, Josep Lobera, la conclusión principal es que los usuarios no son anticiencia, «la mayoría de ellos confía en la ciencia y si tuvieran una enfermedad grave irían a los servicios sanitarios» ya que los tratamientos sin evidencia se conciben como un complemento. El investigador advierte de que “hay muchos niveles de profundidad” y que, en los más avanzados, estas personas pueden ver las terapias sin evidencia científica como una alternativa en lugar como un complemento.
Lobera considera llamativo que no exista una “jerarquía de conocimiento” que marque en qué pseudoterapias pueden confiar y qué criterios deben tener para que sean fiables, sino que todo funciona por boca a boca. “No tienen problema con que algo no esté comprobado científicamente, todo les parece fiable: si yo lo elijo es fiable, y lo elijo porque me funciona, y me funciona porque me han recomendado diez cosas hasta que alguna funciona”, dice Lobera.
“Si prueban acupuntura, flores de Bach y homeopatía, y no les funciona, eso no les hace dudar, porque la lógica que siguen es que es un camino individual y personalizado en el que una cosa puede no servirte, sin que eso signifique que esté mal”, continúa Lobera. “Al final prueban, por ejemplo, el reiki, y se sienten mucho mejor”. En ese sentido, uno de los entrevistados comenta: “Lo nuestro no es científico, pero eso no quiere decir que no sea útil o que no sea verdad”.
¿Por qué optar por estas pseudoterapias, que a menudo no les funcionan, en lugar de por una ciencia capaz de encontrar vacunas contra la covid-19 en menos de un año? La opinión de los entrevistados es que la medicina ha sido “corrompida” por los intereses económicos de las grandes farmacéuticas, y que médicos y políticos forman parte del problema. Lobera señala la ironía de esta filosofía cuando los tratamientos sin evidencia científica “cada vez mueven más dinero” y su gasto “va en aumento”. Asegura que están convencidos de que existe una intención de lucro “por encima de sus intereses personales” por parte de las farmacéuticas, pero ven como víctimas a las multinacionales, grandes farmacéuticas y empresas que venden pseudoterapias.
Mejorar nuestro sistema de salud
Lo más interesante del estudio es que varias de las reclamaciones de los entrevistados no desentonarían con una encuesta realizada a la población general. Lobera considera que algunas de las críticas que hicieron los participantes “son aprovechables”, como el poco tiempo que se dedica a los pacientes durante la consulta, las listas de espera, el exceso de medicalización y el trato poco integral y enfocado al síntoma. Todo ello los empuja hacia las pseudoterapias.
Asegura que uno de los deseos de los participantes es que la medicina les dedique tiempo y se ocupe de ellos: “Les duele la cabeza y les despachan en tres minutos, pero el otro se pasa una hora diciendo que sus chakras no están bien y sienten que les funciona porque sin tomar nada hacen unas respiraciones, se ponen la mano en la cabeza y se tranquilizan”.
Por todo, ello Lobera considera que se están cometiendo errores que alejan a algunas personas. “Les estamos expulsando” del sistema científico y la ciencia basada en evidencias, lamenta. “Los curanderos exhiben una dinámica de atracción, pero al mismo tiempo existe una dinámica de expulsión” que facilita el proceso.
Es algo que recomienda el informe en sus últimas líneas. “Desde una perspectiva sociológica, incorporar en la medicina con base científica algunas de sus reclamaciones podría incidir en una mayor confianza social en los tratamientos de salud basados en la evidencia y, en general, en el sistema de salud”, escriben los autores.
Lobera cree que los resultados de su estudio son “un síntoma de que algo está pasando. Miremos también cómo está nuestro sistema de salud”. Teme que el problema vaya más allá de la medicina: “Hay un vínculo directo entre esto y problemas con la democracia a corto plazo”. Teme que quien no se fía de los datos y las evidencias termine por hacer lo mismo fuera del contexto médico.
Fuente: SINC